5. Violencia en los conflictos armados

51. Todo conflicto armado suele traer consigo la militarización general de la población, lo que da lugar a una violencia generalizada en la que las mujeres pasan a convertirse en "zona de guerra". Se ha demostrado que la violencia contra la mujer se ha utilizado de manera deliberada como parte integrante de la estrategia militar, en particular la violencia sexual. En recientes conflictos hubo violaciones en gran escala en lugares tan diversos como Bosnia, Camboya, Liberia, el Perú, Somalia, Rwanda y Sierra Leona, y aún continúan perpetrándose en la República Democrática del Congo y en el Sudán, entre otros países. (...)

32. Mediante el proceso de privatización de algunas de las operaciones informativas y estrategias militares de influencia, un Estado subcontrata a agentes privados aquellas tareas que ya no puede o no quiere realizar. Múltiples proveedores realizan tareas que antes podían llevar a cabo las fuerzas de orden público, como también tareas adicionales que nunca fueron del ámbito de las fuerzas de seguridad estatales (véase A/74/244)

4. Reconstrucción y consolidación del Estado tras las crisis

78. El aumento de la violencia sexual y física contra la mujer como consecuencia de los conflictos armados y las crisis humanitarias está ampliamente documentado. La violación sistemática de la mujer ha constituido una estrategia militar en incontables conflictos pasados y recientes 85. A menudo las causas de los conflictos armados se derivan de tentativas de controlar recursos económicos como petróleo, metales, diamantes, drogas o territorios fronterizos en litigio 86 y muchas veces la violencia contra la mujer es una forma de lograr ese control, como lo demuestran muchos de los recientes conflictos armados.

Asimetría entre las partes en conflicto y sus capacidades y estrategias militares

39. La prevalencia de los conflictos intraestatales, la multitud y la diversidad de los agentes armados no estatales y el apoyo prestado a las partes en conflicto por potencias externas reflejan las importantes diferencias entre las partes beligerantes que participan en los conflictos armados contemporáneos, en particular su estatuto jurídico, su capacidad militar y los recursos de que disponen. Se ha utilizado el término "guerra asimétrica" para describir esas situaciones, en las que una potencia militar muy superior, por lo general un Estado, se enfrenta a una parte más débil, por lo general un agente no estatal 45. Para contrarrestar este desequilibrio, esa parte más débil adapta sus estrategias, por ejemplo, evitando los enfrentamientos directos y operando a través de estructuras descentralizadas. A su vez, la parte más fuerte ajusta sus propias estrategias, por ejemplo mediante operaciones de contrainsurgencia o el uso de tecnología avanzada para reducir al mínimo el peligro físico de su personal, al tiempo que debilita los recursos militares de su adversario.

A. Categorías de ciberagentes pertinentes

Ciberunidades o cibercomandos integrados en las fuerzas armadas oficiales

22. En los últimos años, la competencia por los conocimientos cibernéticos especializados se vio estimulada por las estrategias de ciberinfluencia que demostraron sus efectos devastadores en las relaciones geopolíticas modernas 11. Algunos Estados están participando en lo que se ha descrito como una "lucha informativa en el ciberespacio" 12 y están incorporando las operaciones de las estrategias militares de influencia en sus capacidades militares. La rápida evolución de las tecnologías digitales ha transformado profundamente la guerra y ha impulsado las inversiones en el desarrollo de ciberunidades o cibercomandos integrados en las fuerzas armadas oficiales. Además, a las formas clásicas de guerra entre dos fuerzas armadas se suma ahora la ciberguerra, en la que las ciberunidades actúan en las delgadas líneas que separan las operaciones defensivas de las ofensivas 13. Las ciberoperaciones se pueden llevar a cabo de manera independiente o en combinación con las operaciones militares convencionales. Sin embargo, la hipótesis más preocupante sigue siendo la relacionada con el caso de las "operaciones híbridas", en las que el Estado responde con sus operaciones cibermilitares en un contexto que no se consideraría que ha alcanzado el umbral del conflicto armado según las normas del derecho internacional humanitario. La lucha informativa en el ciberespacio es aún más compleja cuando las fuerzas armadas formales subcontratan algunas de sus ciberactividades a un tercero.